Cada 5 de mayo, las calles de Puebla se llenan de color, música y tradición para conmemorar la histórica Batalla de Puebla de 1862. Lo que comenzó como un acto solemne de recuerdo ha evolucionado hasta convertirse en un evento multitudinario que mezcla historia, cultura y espectáculo. Pero, ¿cómo ha cambiado este desfile a lo largo de los años?

Los primeros pasos: una conmemoración discreta

Aunque no hay registros exactos del primer desfile, se sabe que en la década de 1920 comenzaron a realizarse actos conmemorativos en Puebla. Sin embargo, fue en 1953 cuando se organizó la primera parada oficial con la presencia del presidente Adolfo Ruiz Cortines, consolidando el evento como una tradición cívico-militar.

En sus inicios, el desfile era un acto solemne, con una fuerte presencia militar y discursos oficiales. La participación ciudadana era limitada, y el evento se centraba en recordar la valentía del ejército mexicano frente a las tropas francesas.

La incorporación de la comunidad y las escuelas

Con el paso de los años, el desfile comenzó a incluir a más sectores de la sociedad poblana. Las escuelas se sumaron con marchas y representaciones, aportando un toque más festivo y educativo. La ciudad de Puebla, en plena transformación industrial y cultural, vio cómo el evento se llenaba de color y simbolismo, con la participación de jóvenes, artistas y grupos comunitarios.

Durante el gobierno de Miguel de la Madrid (1982-1988), el desfile adquirió mayor relevancia con la participación activa de las Fuerzas Armadas, consolidándolo como un acto cívico-militar. Además, los carros alegóricos comenzaron a formar parte de la celebración, representando tanto la historia de la batalla como las tradiciones poblanas.

Un evento internacional y turístico

A medida que Puebla se consolidó como un destino turístico y cultural, el desfile adquirió nuevos elementos. En la década de 1990, delegaciones de otros estados e incluso de países amigos comenzaron a participar, mostrando la riqueza cultural de sus regiones.

Además del desfile, se sumaron exposiciones, conciertos y actividades paralelas, convirtiendo la conmemoración en una celebración integral. Puebla dejó de ser solo el escenario de una marcha militar y se transformó en un punto de encuentro para la historia, la cultura y el turismo.

Los desafíos y cambios recientes

El desfile ha enfrentado momentos difíciles. En 2009, la contingencia sanitaria por el virus AH1N1 obligó a suspender el evento. En 2020 y 2021, la pandemia de COVID-19 también afectó la celebración, reduciendo la participación y limitando el acceso del público.

Sin embargo, en los últimos años, el desfile ha retomado su fuerza, adaptándose a los tiempos modernos. Las redes sociales han jugado un papel clave, permitiendo que el evento sea visto en todo el mundo y que la historia de la Batalla de Puebla llegue a nuevas generaciones.

Más que un desfile, un símbolo de identidad

Lo que comenzó como un acto solemne ha evolucionado hasta convertirse en una celebración vibrante que une historia, cultura y comunidad. El desfile del 5 de mayo no solo recuerda una victoria militar, sino que representa el orgullo y la identidad de Puebla y de México.

Cada año, miles de personas se reúnen para ver los contingentes marchar, los carros alegóricos recorrer las calles y la historia cobrar vida. Y aunque han pasado 163 años, el espíritu de resistencia y unidad sigue tan presente como aquel día de 1862.

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