La crisis del fentanilo en EE.UU. ha pasado de ser un problema de salud pública a convertirse en una herramienta electoral. ¿Es una emergencia real o una estrategia política?

Del problema sanitario al arma discursiva

El fentanilo ha sido calificado como una crisis nacional en EE.UU., con cifras alarmantes de sobredosis y un mercado negro en expansión. Sin embargo, más allá de los datos duros, el tema ha sido absorbido por la maquinaria política y convertido en una narrativa conveniente para campañas electorales.

Los candidatos lo presentan como un enemigo claro, pero con una diferencia clave: cada partido tiene su propio culpable.

¿México, China o Washington? La batalla por el relato

La crisis del fentanilo ha generado tres líneas de ataque político:

  • Narrativa republicana: Culpar a México y los cárteles, abogar por militarización en la frontera, y reforzar la agenda de seguridad.
  • Narrativa demócrata: Enfatizar el papel de China en el tráfico de precursores químicos, buscando presionar diplomáticamente al gobierno de Xi Jinping.
  • Narrativa olvidada: El papel de las farmacéuticas y políticas de EE.UU. que facilitaron la epidemia de opioides desde los años noventa.

Cada visión tiene implicaciones geopolíticas, pero todas comparten un elemento común: el fentanilo ha dejado de ser solo un problema de salud pública para convertirse en un arma discursiva.

Militarización, propaganda y elecciones

El aumento de la retórica sobre el fentanilo ha servido como excusa para justificar políticas de seguridad más agresivas:

  • Propuestas para acciones militares contra los cárteles
  • Refuerzo del discurso antiinmigración, vinculando drogas con la frontera sur
  • Presión sobre China, en un contexto de tensiones comerciales y estratégicas

El peligro de esta estrategia es claro: cuando una crisis se convierte en propaganda, las soluciones reales quedan en segundo plano. La pregunta es si, después de las elecciones, el tema seguirá teniendo la misma prioridad en la agenda.

¿Solución o espectáculo electoral?

Las cifras sobre el fentanilo en EE.UU. son innegables, pero la pregunta clave sigue abierta:

  • ¿Se está abordando el problema desde la raíz o solo como una herramienta política?
  • ¿Quién se beneficia más de esta crisis: los afectados o los candidatos?

Más allá de los discursos, las comunidades afectadas siguen esperando respuestas efectivas. El fentanilo mata, pero la propaganda también.

Leave a comment